ALEISTER CROWLEY

Edward Alexander Crowley nació en Leamington Spa en 1875. Estudió en Malvern y en el Trinity College, Cambridge, donde cambió su nombre por el de Aleister. Fue un poeta lírico y dramático, con varias docenas de libros de su autoría, incluyendo una colaboración con Auguste Rodin. Una antología de su obra fue incluida en The Oxford Book of English Mystical Verse.

Aleister Crowley fue un auténtico erudito y alcanzó la fama como poeta, novelista, periodista, montañero, explorador, jugador de ajedrez, diseñador gráfico, aficionado a la experimentación con drogas, bromista, amante de las mujeres, amado por los hombres, yogui, mago, profeta, luchador por la libertad adelantado a su tiempo, activista por los derechos humanos, filósofo y artista. Crowley, a quien se ha comparado con sir Richard Burton, es probablemente más conocido hoy en día como autor de los manuales de ocultismo más influyentes del siglo veinte, así como por ser el primer inglés en fundar una religión –Thélema— que es hoy una fe reconocida en todo el mundo.

Crowley fue el enfant terrible de la vanguardia edwardiana de Londres y París. Ingenioso y extravagante, adalid del potencial estético e inspirador de las drogas, el sexo, la música y el baile, gravitó en torno a las comunidades del exilio cultural: Nueva York durante la Primera Guerra Mundial, la Generación Perdida de París en los 20 y el Berlín decadente del Mr. Norris de Christopher Isherwood en los 30. Para aquellos que se cruzaban en su camino Crowley era inolvidable. Además de aparecer en innumerables memorias, se convirtió en la inspiración para varios personajes de ficción, desde El mago de Somerset Maugham hasta el villano de Casino Royale de Ian Fleming.

En los últimos tiempos ha sido redescubierto y reinterpretado tan a menudo –por beatniks, hippies, punks y la “cultura industrial”— que ha terminado convirtiéndose en un icono perenne de la rebelión contracultural. El London Sunday Times lo nombró uno de los mil forjadores del siglo veinte. Los Beatles lo incluyeron en la portada de “gente que nos gusta” del Sergeant Pepper’s, no una, sino dos veces: se dice que la segunda foto se descartó porque Crowley se parecía demasiado a Paul McCartney.

En 1919 Crowley cambió Nueva York por Cefalù, en Sicilia, donde comenzó a pintar paisajes. Transformó la villa que alquiló con murales eróticos, siguiendo el ejemplo de uno de sus ídolos, Paul Gauguin, a quien hizo santo de la Iglesia Gnóstica Católica. La denominó Abadía de Thélema, un experimento de monacato espiritual inspirado en parte por la obra de Rabelais. Los estudiantes practicaban la filosofía religiosa de Thélema (‘voluntad’, en griego) propugnada por Crowley, que este resumía en la máxima “Haz tu voluntad será el todo de la Ley”, y en su corolario, “El amor es la ley, el amor bajo la voluntad”, extraídas de El libro de la Ley. Este libro es el texto fundacional de su religión y fue dictado a Crowley en Egipto en 1904 por lo que describió como una “inteligencia preterhumana”.

Los estudiantes viajaban a Sicilia de todas partes del mundo para “encontrar su verdadera voluntad” o su propósito en la vida. El régimen educativo de Crowley implicaba derribar todas las imposiciones sociales para liberar el yo esencial, mientras se proporcionaba, simultáneamente, formación en yoga, concentración y autoanálisis. La Abadía y sus residentes prosperaron, pero cuando un estudiante de Oxford murió en la Abadía (por beber agua de un pozo, desoyendo los consejos de Crowley), la prensa británica atacó a Crowley sin respiro. Como se hizo posteriormente con D. H. Lawrence, el ministro del Interior Joynston Hick y su portavoz de prensa, James Douglas, del Sunday Express, demonizaron a Crowley. La prensa lo describía como “el hombre más malvado del mundo” y “un hombre a quien nos encantaría colgar”. Irónicamente, esta campaña aseguró la fama duradera de Crowley, así como un largo malentendido acerca de la vida y obra de Crowley. Murió en Hastings, Inglaterra, en 1947.